Mar Tornero, Vicepresidenta de GALACTYCO
A estas alturas de la película ha quedado claro que la imposición del llamado Pin Parental en la Región de Murcia sólo obedece a una estrategia política del Partido Popular y Ciudadanos para mantenerse en el gobierno, y con ello han demostrado que son capaces de cualquier cosa. Han dado legitimidad a la rancia ultraderecha que a día de hoy supone una amenaza de retroceso en valores democráticos, de igualdad y de decencia.
Saben perfectamente que imponer la censura parental a determinadas enseñanzas curriculares es una ilegalidad fácilmente desmontable, cuya única dificultad estriba en la lentitud de los procesos judiciales. Sindicatos, partidos políticos, asociaciones, la comunidad educativa, y juristas de prestigio han argumentado legalmente, con pelos y señales contra esta medida que pone en riesgo el derecho a una educación integral de una parte del alumnado. El único problema que ha planteado hasta ahora la formación orientada hacia la igualdad entre hombres y mujeres, hacia el respeto a la diversidad, el desarrollo de la empatía, el compromiso con el medio ambiente o a cualquier iniciativa encaminada a ofrecer herramientas que nos fortalezcan como sociedad es que ha sido escasa. El mayor escollo es que falta voluntad política y recursos para mejorar la educación, no que sobre materia educativa.
Por el contrario, el único argumento que jalean desde este PP regional, mientras sus socios de gobierno callan por conveniencia, es la sacrosanta libertad de las familias para elegir la formación moral de sus hijos e hijas. No hay más. No han aportado nada que pueda ser denunciable como malvado adoctrinamiento, negativa orientación educativa o similar. Sólo el griterío de un grupo minoritario de fundamentalistas que consideran que la igualdad entre hombres y mujeres no debe enseñarse en las escuelas, que el respeto a la diversidad va en contra de su moral, o que la educación sexual es perjudicial, y para ello no han tenido escrúpulos en mentir y en manipular información. No ha importado a este gobierno que las cifras de asesinatos machistas y de denuncias por maltrato sigan escandalizándonos cada día, no les han importado las dificultades que atraviesan nuestros menores desamparados frente al bullying, o las lamentables estadísticas de embarazos no deseados, o de abusos sexuales.
Es muy decepcionante que un gobierno autonómico de un país desarrollado como el nuestro, que lleva décadas intentando quitarse la costra del franquismo y su ultraconservadora y limitante educación, se permita el lujo de venderse a ese loco vocerío que pretende frenar el desarrollo, todo ello por mantener el poder que llevan 25 años ejerciendo con dudosos resultados a la vista: nadie puede negar que esta región está a la cola en casi todo en comparación con el resto de comunidades autonómicas. No es una opinión, hay datos perfectamente elocuentes que así lo demuestran.
Y es una indecencia actuar políticamente en contra de toda legalidad en materia educativa con perfecto conocimiento y conciencia sobre ello, y seguir empeñándose en no rectificar con el único fin de ganar tiempo para conseguir aprobar presupuestos, cediendo al chantaje de una ideología indeseable a la que se trata de vetar en otros países europeos, por retrógrada y peligrosa. El tiempo y la Justicia pondrá en su sitio el Veto Parental, y tanto el Partido Popular de la Región de Murcia como Ciudadanos lo saben, como lo saben y afirman sus mismos compañeros de partido en otras comunidades autónomas en las que no necesitan los votos de la ultraderecha. Con esta actitud están dejando el listón muy alto en necedades: lo que necesitamos es mejorar la educación, no exponerla a la censura, nuestra sociedad necesita más igualdad, más equidad y más respeto, nuestra sociedad necesita ciudadanos mejor formados en todo aquello que nos hace mejores personas y que garantiza una mejor convivencia, lo que menos necesita es perpetuar lo que nos lastra, como es el machismo, la xenofobia, la lgtbifobia, la destrucción del medioambiente, esa ignorancia que lo abarca todo aún muy presente por desgracia en determinados ámbitos familiares. Y lo que tampoco necesitamos es la mentira, la manipulación institucionalizada y la falta de ética, el todo vale, la estrategia del engaño dejándose la honestidad en la cuneta. Ellos saben que el Pin Parental es ilegal, y aún así lo mantienen hasta que los tribunales les obliguen a rectificar. Es la política tóxica que envenena nuestras democracias.