Para empezar este manifiesto queremos comunicaros que este año, de nuevo, los actos que estamos celebrando alrededor del Día Mundial de Lucha contra el SIDA, se enmarcan en el trabajo conjunto que estamos realizando desde la Alianza de Plataformas de VIH/sida del Estado español.
Son ya 2 años los que llevamos denunciando la inexistencia de una respuesta al VIH adecuada por parte de este Gobierno, a través del Ministerio de Sanidad y del Plan Nacional sobre el Sida. Dos años en los que hemos visto como la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida se diluía en el organigrama del Ministerio, 2 años de recortes de su presupuesto, de recortes de su personal, de desconocimiento del dinero destinado a las Comunidades Autónomas para que den una respuesta adecuada y específica al VIH, 2 años sin campañas de prevención y sin iniciativas para acabar con el estigma y la discriminación que sufrimos las personas con VIH, y 2 años de subvenciones a ONGs tardías y escasas, reducidas en un 75% respecto a la anterior legislatura lo que ha obligado a cerrar programas, a cerrar entidades y a acabar con líneas de trabajo desarrolladas desde la sociedad civil que consideramos imprescindibles.
En este tiempo el Gobierno ha vulnerado los Derechos Humanos con el decretazo que excluye a las personas inmigrantes de la sanidad, se ha acabado con la universalidad y la equidad de nuestro sistema sanitario y se han incumplido acuerdos internacionales en materia de VIH. Se ha acabado también el Plan que dirigía la respuesta del gobierno al VIH, plan del que se ha hecho una evaluación precaria, que no aporta respuestas para planificar una respuesta mejorada al VIH. Y lamentablemente llevamos ya un año sin un nuevo plan, una nueva estrategia, que intente dar respuesta al VIH en los próximos años. En este panorama desalentador las ONGs prevemos una realidad cada vez más complicada para los sectores más vulnerables de la sociedad, como consecuencia de estas políticas que ignoran a estos sectores y que pretenden imponer ideologías con la excusa de la crisis. Es fundamental dar una respuesta organizada, comprometida, sostenida y solidaria al VIH, contando con todos los agentes implicados y con una inversión suficiente para conseguir el ansiado Objetivo Cero. La actual coyuntura económica no puede ni debe justificar recortes en derechos básicos, como es el de la salud.
Pero si la situación política y económica es adversa para el afrontamiento de la realidad del VIH, la aceptación social de la misma sigue siendo una asignatura pendiente. Las personas que vivimos con VIH nos seguimos enfrentando a numerosas situaciones en las que vivimos cómo una enfermedad se convierte en un estigma que nos excluye.. Si a esta percepción social tan negativa sobre el VIH unimos el hecho de ser Gay, Lesbiana, Bisexual o Transexual la situación no mejora en absoluto. Al contrario; sumamos estigmas. Porque las identidades de género y orientaciones sexuales no heteronormativas también siguen siendo estigmatizadas socialmente. En muchos países de nuestro entorno, pero también en nuestro país, la creciente fobia hacia la comunidad LGTB está poniendo en riesgo los derechos que con tanto esfuerzo hemos conquistado en los últimos años, además de perjudicar la respuesta al VIH, ya que no es posible respuesta eficaz allá donde la homofobia, la transfobia y el rechazo a las personas con VIH campan a sus anchas.
El rechazo social lleva a la las personas con VIH a ocultar esta condición en diferentes facetas de su vida: relacional, familiar, de pareja, laboral,… Con la consiguientes consecuencias sobre la persona y sobre la sociedad en general. Acabar con las situaciones de estigma y discriminación es una herramienta muy poderosa para hacer frente la infección, garantizando el respeto de los derechos de quienes viven con VIH y mejorando su calidad de vida y las condiciones para hablar libremente de la infección y aplicar, sin miedo al rechazo, las medidas preventivas adecuadas.
La discriminación asociada al VIH y al sida vulnera derechos individuales, derechos fundamentales en algunos casos al convertir a estas personas en ciudadanos de segunda y limitarles el acceso a determinados servicios o derechos, como son la posibilidad de contratar un seguro de vida, el acceso a determinados países o la imposibilidad de ejercer algunas profesiones. La discriminación en el trabajo para las personas LGTB con VIH es un hecho inaceptable, sobradamente demostrada e incrementada por una reforma laboral en la que se favorece el despido sin una causa justificada. La invisibilidad a la que se ven obligadas estas personas en sus empleos pone en riesgo su salud, especialmente en lo relacionado con la adherencia al tratamiento, al encontrar dificultades para justificar en el trabajo sus visitas médicas o algún periodo de baja, que afortunadamente, cada vez son menos frecuentes, gracias a la eficacia de los fármacos, pero no a la comprensión de empleadores y empleadoras. Si a la serofobia se une la homofobia y transfobia, el resultado es una mayor vulnerabilidad a la exclusión social. Algo que desgraciadamente saben muy bien nuestras compañeras trans con VIH.
Pero sin duda la discriminación más dolorosa es la derivada de la convivencia diaria, la que viene de nuestros círculos más íntimos. Todavía hay muchas personas que dejarían de acudir a un comercio si el dependiente fuese una persona con VIH, cambiarían a su hijo o hija de colegio si el profesor tuviese VIH o no iniciarían o mantendrían una relación afectiva con una persona con VIH. Si bien existe una responsabilidad por parte de las administraciones públicas para regular determinadas situaciones legales, todas y cada uno de nosotros tiene un papel y una responsabilidad en este tema. Todas las personas que formamos parte de esta sociedad podemos ser agentes e cambio y promover el respeto y la convivencia en nuestros entornos de influencia.
Como cada 1 de diciembre es el momento de revisar los avances en materia de VIH y las tareas pendientes. Este año no podemos hablar de grandes logros, más bien todo lo contrario, por ese motivo, las entidades firmantes de este manifiesto exigen al Gobierno de España un mayor compromiso con la salud y con la respuesta al VIH, concretado en los siguientes elementos:
- Derogación del RDL 16/2012 que acaba con la universalidad de la sanidad, excluye a la personas inmigrantes o sin la documentación en regla del sistema sanitario, impone el repago farmacéutico y ha generado desigualdad de atención en cada territorio.
- Elaboración de un nuevo Plan estratégico para el VIH desde el Ministerio de Sanidad, que dé una respuesta eficaz y efectiva a la situación actual y contribuya a la consecución del objetivo Cero.
- Mayor inversión en el Plan Nacional sobre el Sida, incrementando medios técnicos y humanos que permitan el mantenimiento de investigaciones, desarrollo de nuevas líneas de actuación y desarrollo de campañas.
- Recuperación de los fondos finalistas para el VIH destinados a la Comunidades Autónomas provenientes del Ministerio de Sanidad.
- Incremento del presupuesto destinado a la sociedad civil a través de la convocatoria de subvenciones, atendiendo a todos los sectores de población y a todas las líneas de intervención.
- Exigimos descatalogar el VIH y sida como enfermedad infecto-contagiosa o, en su defecto, el cese de todas las restricciones derivadas de esta catalogación, vigilando y sancionando todas las infracciones que a este respecto se produzcan por parte de empresas y administraciones, tanto públicas como privadas.
- Desarrollo efectivo del Pacto Social contra el Estigma y la Discriminación asociado al VIH, desarrollando políticas activas que reduzcan esta situación y contribuyan a mejorar la calidad de vida, la convivencia y la inclusión social de las personas que vivimos con el VIH.